2020-06-20

Gabriel Vommaro: "Cambiemos pagó muy caro su error de diagnóstico y su mirada ideológica"

Por Leonardo Casas

No fueron pocos los que se sorprendieron con la llegada de Mauricio Macri al poder en 2015. Algunos pensaban que el hijo de Franco Macri, uno de los empresarios más importante del país a lo largo de las últimas cinco décadas, tenía vedado su ascenso, por portación de apellido y por pertenecer a la clase alta. Dentro de los sorprendidos no estuvo Gabriel Vommaro, doctor en Sociología por la Ecole des Hautes Etudes en Sciences Sociales, docente e investigador del Instituto de Altos Estudios Sociales de la UNSAM, e investigador independiente del Conicet, quien a principios de ese año clave en la simbología macrista había escrito, junto a Sergio Morresi y Alejandro Bellotti, el libro "Mundo PRO - Anatomía de un partido fabricado para ganar". En Octubre de 2017, en consonancia con lo que fue la revalidación de la gestión Cambiemos en las elecciones intermedias, Vommaro publicó "La larga marcha de Cambiemos. La construcción silenciosa de un proyecto de poder".

De esta manera, como especialista en el estudio de la conformación política del macrismo, es que conversamos con Vommaro acerca del actual momento que vive el espacio, luego de la derrota el año pasado del estandarte del PRO, Mauricio Macri, frente a la fórmula que encabezó Alberto Fernández y secundó Cristina Kirchner.

La figura de Macri, su desempeño en la Jefatura de Estado, su posible rol en el futuro, la mirada de los empresarios sobre el macrismo y el papel de Patricia Bullrich al frente del PRO fueron algunos de los temas que Vommaro respondió en esta entrevista.

Fuiste quizás de los primeros que fue escribiendo sobre el PRO antes de que Mauricio Macri llegara a la Presidencia. ¿Pensabas que iba a tener la gestión que tuvo finalmente?

Cuando a nosotros nos preguntaban a principios de 2016 o a fines de 2015, sobre cómo iba a ser la gestión de Cambiemos en el Gobierno, nosotros decíamos que habíamos estudiado al PRO en la ciudad, su crecimiento, su formación, su intento de nacionalizarse. En la Ciudad de Buenos Aires, PRO había gobernado dos períodos, pero por los rasgos propios del nivel subnacional, había dos temas en los que no había tenido una política de gobierno, porque no eran áreas de su incumbencia: la política económica y la política exterior.

En ese momento, creíamos que eran dos áreas en las que el macrismo o el PRO, en general, y Mauricio Macri en particular, tenían posiciones más ideológicas y menos pragmáticas, y había que ver cómo funcionaba eso en el gobierno. Creo que en ambos puntos, por supuesto dentro de una impronta más pragmática como centro derecha, el PRO tuvo un diagnóstico ideológico: tuvo un diagnóstico que implicaba que porque llegara una fuerza pro mercado al gobierno, el mundo iba a apoyar a Argentina con inversiones, y los actores económicos lo mismo, y basó su plan económico en esa idea.

Lo que uno puede decir es que esas dos políticas, o la estrategia y el diagnóstico tomados en esas dos políticas, en el contexto del final del kirchnerismo y las acciones tomadas desde el gobierno en consecuencia, cuando asume Cambiemos, se mostraron basadas en un diagnóstico erróneo y por tanto muy poco exitosas.

Respondiendo a la pregunta, no pensaba (en un eventual fracaso), pero sí sabíamos que había ahí un problema de más fuerte sesgo ideológico que en otros temas en los que el PRO había incorporado tradiciones e ideas de otras familias políticas, con mucha más libertad que las derechas anteriores.

El gobierno de Cambiemos pagó muy caro su error de diagnóstico y su mirada ideológica sobre lo que significaba llegar al gobierno. Basaron su política económica en el endeudamiento y cuando se acabó el endeudamiento, no tuvieron más argumentos y tuvieron que ir a una posición súper ortodoxa, más habitual de las derechas, lo que achicó mucho los márgenes del discurso y la llegada del discurso del PRO y Cambiemos a lecturas diferentes.

 

En todo caso, lo que me sorprendió, si se quiere, en la gestión del PRO, fue su gran pericia política en el primer tramo y su gran estrechez ideológica en el último tramo. Allí dejan de leer la realidad argentina y se mantienen modos propios del final del kirchnerismo y de la polarización más básica, y pierden públicos y pierden electorados a los que les hablaba, y no les queda más que recostarse en su núcleo duro.

Cuando se habla del PRO como un proyecto unipersonal - "sin Macri, no existe el PRO" - ¿estás de acuerdo con esa aseveración?

Hemos escrito varios trabajos y artículos para demostrar que PRO no era un proyecto unipersonal, que era otra cosa. Por supuesto que había nacido en torno a la figura de Macri, quien fue en sus orígenes un gran organizador de ese partido y un gran definidor de las internas. Se erigió como líder indiscutido, como primus inter pares y como "candidato natural" de ese espacio a los cargos más importantes, pero el PRO siempre fue un proyecto que excedió a Macri y que implicaba una relectura, una reinterpretación del modo en que las derechas debían construir en la Argentina una opción de poder para llegar al gobierno por la vía electoral.

En tal sentido, nosotros mostramos la cantidad de actores comprometidos, la cantidad de vínculos con el mundo empresario, con el mundo de las ONGs, que se tejió alrededor del PRO, y eso claramente muestra que nunca fue, ni siquiera en su origen (el proyecto de una sola persona). En la fundación en donde estaban Macri y estaba (Francisco) De Narváez, en la primera fundación Creer y Crecer, ya en torno a ellos había un grupo de políticos y empresarios, de derecha y otras fuerzas que estaban ahí, esperanzados con ese proyecto. Siempre fue algo más que un proyecto unipersonal de Macri.

 

Decir que sin Macri el PRO no existe, es un punto de partida que me parece erróneo. Y se ve más luego de años de recorrido en el que la organización construyó otros liderazgos alternativos y un montón de gente interesada en que esa visión continúe, que la marca continúe, que el sello continúe y de eso dependen las carreras políticas de muchos dirigentes que forman parte de ese espacio y tienen ambiciones de poder.

¿Cómo ves a Mauricio Macri en el actual contexto? ¿Considerás que se presentará en 2023? ¿Lo ves con la intención de volver a pelear por la presidencia?

El rol de Macri en la actualidad es un gran enigma y es muy pronto para decir qué rol va a jugar dentro del partido. Si bien no es un proyecto unipersonal, como decía, y no fue nunca un proyecto solamente de Macri, fue el líder indiscutido del espacio durante muchos años, hasta hace pocos meses.

Su salida del gobierno con una derrota electoral naturalmente lo margina por un tiempo, lo corre del centro de la escena, y por supuesto es esperable que también quienes quieren ser sus sucesores como líderes del partido y como candidatos a los puestos principales emergen como nuevos organizadores del PRO: sin dudas (María Eugenia) Vidal y (Horacio Rodríguez) Larreta sobre todo; y eso coloca en un signo de pregunta respecto de qué rol tendrá Macri de ahora en más, si va a ser una figura de consulta, más prescindente o si querrá volver a ser competitivo y presentarse en elecciones.

Yo pensaría más que en el 2023, en el 2021. (Habrá que ver) si ese año va a ser candidato a senador de Juntos por el Cambio en la Ciudad de Buenos Aires. Eso daría como una señal de intento de, por lo menos, regreso a la primera línea. No creo que a ser candidato presidencial necesariamente, probablemente eso sea mucho más difícil, pero sí a ocupar un lugar de liderazgo como ex presidente y líder del partido.

Todas son conjeturas y se verá. Hay una parte del partido que sigue respondiendo a Macri y él representa en todo caso mucho de la concepción del PRO como para pensar que puede desaparecer de la escena tan fácilmente. Por supuesto, en todo caso, me es más difícil verlo como candidato a presidente en el 2023, me es más fácil verlo como candidato a senador en el 202, y como organizador o como figura de consulta, y como figura que aglutina y representa a una parte del PRO de aquí al futuro.

¿Imaginabas a Patricia Bullrich al frente del espacio?

La idea de poner a Patricia Bullrich como presidenta del partido tiene como racionalidad detrás la posibilidad de que sea una figura que responda a Macri, que todavía Macri preserve control del partido a través de la figura de Bullrich. De hecho, Bullrich no es una persona de peso dentro del partido, es una persona nueva; su partido se empieza a fusionar con PRO en 2017. En dos años, apenas de ser afiliada a PRO ya llega a presidenta, lo que demuestra la fluidez e informalidad de la estructura e interna del partido, y los vínculos para ascender que deben tener con Macri, sin dudas.

El ascenso de Bullrich se explica en parte por eso y fundamentalmente lo que lo impulsa es la idea de Macri de, a través de ella, mantener el control del partido y, al mismo tiempo, en términos ideológicos, es una señal de poner al frente del espacio político una voz claramente opositora al peronismo, anclada en el proyecto de construir un partido conservador o un partido de centro derecha. Me parece que en ese punto es muy claro que la apuesta por Bullrich es también una apuesta por darle peso a una vocería de PRO más ideológica y más ubicada claramente en la centro derecha.

Esos CEOs que fueron reclutados por el PRO, ¿cómo analizan su gestión en el Estado? En algún punto, su posicionamiento político era "para salvar al país": ¿Cuál creés que es su opinión respecto a las condiciones estructurales de la Argentina?

Esa mutación política de los CEOs, su pasaje al Estado, tuvo derroteros más o menos exitosos, como el del Ministerio de Transporte, que se mantuvo hasta el final como un espacio en el que (Guillermo) Dietrich y su grupo llevó a cabo esta idea épica de llegar al Estado para contribuir al país, para hacer una diferencia en términos históricos, y algunos de ellos mantienen su compromiso con PRO y con el proyecto político que eso implica.

Sin dudas hay otros casos en donde hay un cierto repliegue, con la derrota, y antes de la derrota, con las dificultades económicas y de performance de gobierno. Se dio un repliegue en su actividad privada y una salida del ámbito público. Me parece que el gran entusiasmo que había generado Cambiemos en el mundo de los negocios en sus inicios, se empezó a deshilachar en el 2018 cuando el gobierno empieza a mostrar serias dificultades para enfrentar la crisis.

Antes de eso ya había voces críticas que decían que el gobierno tenía que ir más rápido en sus reformas. El mundo de los negocios no es homogéneo, y hay quienes tenían posiciones más maximalistas, por así decirlo, y querían que se fuera más rápido en las reformas, y había otros más vinculados al mercado interno, que creían que había que producir un cambio gradual y más preocupado por la legislación laboral y mucho menos por los subsidios que el Estado daba al mundo económico, que terminaba siendo parte de su esquema de negocios.

Es complicado dar una sola respuesta en todos estos temas. Uno puede pensar que al final de este proceso el empresariado del campo siguió apoyando fuertemente a Macri y a Cambiemos, en los bancos y el mundo de las finanzas siguió siendo fuertemente favorable a Cambiemos. Sin dudas, el gran empresariado más vinculado con el mercado interno y por supuesto las pymes y los industriales se desencantaron, tomaron distancia y diría que son estos grupos los que a fines de 2018 proponen una salida política a esto.

Ya en Junio de 2017 decías que el proyecto de Cambiemos no seducía a los líderes del mundo de los negocios. ¿Por qué pensás que termina habiendo un enfrentamiento incluso con la propia clase empresaria, a la que Macri denominó como "Círculo Rojo", poniéndose por fuera?

La distancia entre el PRO y el mundo de los negocios aparece en los industriales, en los grandes empresarios más vinculados con el mercado interno - AEA, por ejemplo, para poner una entidad -. Desde allí surge la idea de que Macri no era un buen candidato, que para salvar el proyecto en un sentido amplio, había que ampliar su base de apoyo y que Macri no era el indicado para eso. Entonces aparece el Plan V de Vidal, el plan Lavagna, el plan de construir ese nuevo centro politico que licuaba el proyecto del PRO y que licuaba la idea de una centro derecha competitiva.

Yo creo que esa idea de laboratorio, que pudo haber estado en la cabeza de algunas figuras políticas, empresarios y comunicadores, desconocía la densidad del proyecto político del PRO, lo que eso había movilizado y la implicancia que tenía Macri como figura dentro de ese espacio hasta ese entonces. Me parece que era un poco inviable en términos de construcción política.

Lo que sí, eso denotó es la ruptura de Macri con una parte del empresariado y esta idea del "Círculo Rojo". Hay que recordar que en el PRO hubo una cosa de entrada muy fuerte de "nosotros venimos a cambiar las cosas", una imagen de sí mismos como que venían a romper con una inercia y una historia argentina y crear nuevas reglas de juego, una nueva sociedad. Es como que tuvieron una sobreconfianza en su rol histórico y en el cambio social que había implicado el triunfo de Cambiemos, que no era tan grande quizás como lo veían ellos.

Entonces, esos viejos empresarios vinculados con el mercado interno, el "Círculo Rojo" que implicaba los medios concentrados, no entendían ese cambio social que que sí entendía el espacio de Macri y su círculo íntimo - Marcos Peña, (Jaime) Durán Barba, los que tomaban decisiones dentro del PRO - y eso era, por lo menos, errado, y terminó creando esa especie de cerrazón fuerte interna del círculo íntimo de Macri y de la coalición de gente que tomaba decisiones en el del gobierno. Eso, al mismo tiempo generó distancia con parte de grupos que naturalmente podían haber apoyado al gobierno.

Hay que sumarle a esa situación, cierto desprecio, cierto desdén, de parte del personal político de los CEOs y de los políticos de centro derecha "modernos" que tenía PRO por el llamado empresariado nacional y sobre todo con los que dependen del mercado interno. En ese punto, también había una crítica que el empresariado argentino tomó mal de entrada respecto de su comportamiento proteccionista, su aversión a la competencia, todas cosas que el liberalismo de centro derecha argentino viene hace mucho tiempo diciendo, pero que al empresariado le cuesta digerir como parte de un proyecto que lo represente.

Fotos: Analía Garelli

 

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