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POSTALES DE PROVINCIA

Un paraíso a solo una hora de Mar del Plata

domingo 31 de diciembre de 2023
Un paraíso a solo una hora de Mar del Plata

Sentarse a disfrutar de unos mates bajo los árboles, refrescarse en un arroyito que corre manso entre el verde, dormir bajo las estrellas y despertarse con el canto de los pájaros. Para muchos esas cosas tan simples son el remedio a tanto stress y apuro de las grandes ciudades. Apenas a una hora de Mar del Plata, ese lugar existe, con un nombre poco conocido: Parque Idoyaga Molina. Este lugar es hoy por hoy el principal atractivo de un pueblo de unos 500 habitantes en el Partido de Balcarce, se llama San Agustín y sus calles tranquilas y silenciosas esconden muchas historias. Se llega desde la ciudad cabecera por la Ruta 55, ingresando por el acceso ubicado a unos 26 kilómetros en medio de un paisaje de lomas coloreadas por los distintos cultivos.

Sandra Castro es guía de turismo en el lugar y conoce cada rincón de la zona, organiza paseos para mostrar cada uno de los secretos del lugar. En diálogo con “Postales de Provincia” comenzó dando un dato muy particular: “San Agustín es el único pueblo de la provincia de Buenos Aires que fue fundado oficialmente por una mujer. Muchos tienen nombres de mujeres en honor a la esposa, a la madre, a la hija del fundador, pero cuando uno analiza los papeles, los propietarios siempre fueron hombres. En este caso no.” La localidad nace por iniciativa de Martiniana Molina Viamonte Idoyaga en 1909. La fundadora era nieta del general Viamonte. En realidad, ella había nacido en Brasil cuando la familia emigró por la persecución de Juan Manuel de Rosas. Cuando sus ancestros fallecen en el extranjero, ella decide volver y compra lo que luego fue la estancia “La Plata” y posteriormente sobre unas 90 hectáreas de esa estancia se funda la localidad.

 “En realidad el tren llega a estos pagos en 1892 y para 1909 ya era tanta la gente que se había instalado que urgía la necesidad del loteo de un pueblo. Así que fue el 19 de abril que se presentan los planos de mensura después de varias idas y vueltas por trámites administrativos y para el 26 de abril ya se aprueba la localidad de San Agustín con el mismo nombre que llevaba en ese entonces la estación de Ferrocarril. A nivel ferroviario, San Agustín era un nodo muy importante, de hecho para aquellos que analizan mapas ferroviarios se van a encontrar con la sorpresa que por ahí pueblitos pequeños como el nuestro aparecen con letras más grandes. Aquí se daba la convergencia o la divergencia, depende de qué lado viniera la formación, de los dos ramales hacia los tres puertos más importantes de la provincia porque teníamos a Mar del Plata, a Quequén y a Bahía Blanca y además de eso San Agustín contaba con un taller de reparación de unidades, por eso la estación era muy importante a nivel del sudeste. “

Como tantos otros lugares, dejar de pasar el tren, mucha gente emigró y otros buscaron otras actividades, en el lugar o viajando diariamente a Balcarce. El campo pasó a ser la principal fuente de trabajo, aunque los cambios económicos trajeron también sus consecuencias. Por suerte, algunos resisten y siguen buscando otras opciones. “Después del proceso de sojificación que fue bastante profundo y duradero, que inclusive llegó prácticamente hasta eliminar la papa, hoy por hoy fueron apareciendo estos emprendimientos digamos alternativos, inclusive si quieren exóticos, como la plantación de rosas peonías, la plantación de nogales de pecan y hay también alguna que otra huerta orgánica. Hemos tenido hasta hace poco un tambo de leche vacuna con sello de Sin Tacc, y actualmente tenemos un tambo de leche de cabra. Todo eso es lo que se muestra cuando se visita o se realizan paseos con un guía, es decir son sitios de producción que a través del guía pueden abrirse para que la gente los pueda observar desde su interior.”

Frente a la plaza 9 de Julio, la sede de la Delegación Municipal es una obra diseñada por el arquitecto e ingeniero italiano Francisco Salamone. En 1936, el incansable especialista del art decó en territorio bonaerense dejó allí una pieza de estilo neocolonial, de aspecto mucho más discreto que el resto de sus obras faraónicas.

Sin dudas, el Parque Idoyaga Molina es el orgullo más grande de los habitantes de este rincón de la tierra balcarceña. Así lo afirma Sandra: “yo siempre digo que el parque es como el alma o el corazón de San Agustín, yo creo que ha sido lo que nos ha hecho sobrevivir y resistir a la desaparición. Si hoy todavía estamos como pueblo es porque la gente ha venido desde afuera a visitar el parque y ha generado ese movimiento, pequeño en algunos años, mayor en otros, pero es un movimiento económico al fin que ha permitido la subsistencia de la gente del lugar. Son 20 hectáreas de predio que pertenecen a la Sociedad de Fomento del pueblo. Nace como una obra de esta entidad que pretendía otorgarle a la localidad y a toda la zona un sitio de servicio estival, por eso el arroyo Malacara es dragado, ensanchado y profundizado. Con toda la arcilla, el lodo y la tierra que se saca de dentro del cauce se rellena parte del predio que originalmente era un bañado y luego comienza el plan de forestación que tuvo varias etapas durante estos últimos 95 años.

El parque tuvo un diseño al estilo de Carlos Thays ( el creador del Botánico de Buenos Aires, entre otras tantas obras), no hecho por el paisajista sino por un discípulo y ,obviamente, si bien tiene muchas plantas nacionales que no es lo mismo que nativas, también tenemos otro tipo de árboles que tienen que ver con el conocimiento que tenían los primeros habitantes, la gran mayoría inmigrantes de nacionalidad española o italiana, o sea las palmeras gigantes de las Canarias, los robles europeos, el olmo, el pino casuarina y hay por ahí también ejemplares que tienen que ver con la necesidad de atraer aves porque en un sitio como la llanura pampeana, no había árboles, solo arbustos como el curro o la chilca, por lo tanto no había pájaros como los que tenemos hoy. Ellos llegan a través de la plantación de árboles como la morera o las palmeras que son aquellos que dan esas frutas con los cuales los pajaritos se alimentan.”

En época de verano el parque cuenta con un balneario con servicio de guardavidas tanto en el arroyo como en la pileta, servicio de buffet servicio para pasar el día y camping con sus sanitarios con agua caliente, tótems con energía eléctrica y fogones. “El Parque Idoyaga Molina es un espacio natural protegido y también es el fruto del trabajo del hombre, es la prueba viviente que cuando el hombre se lo propone puede hacer cosas hermosas junto a la naturaleza.”

Para quienes quieran tener más información pueden ingresar en las redes sociales de Sandra Marisa Castro o la web “Mil rumbos con tu mochila”.

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