Ecuador: Lasso contra las cuerdas

Ecuador puede quedarse sin presidente la semana que viene. Sería la culminación de un ciclo que arrancó con el inicio mismo de su presidencia cuando Guillermo Lasso se quedó sin aliados antes de asumir.

El ex banquero venía de ganar en segunda vuelta al correíista Andres Arauz gracias al apoyo de la derecha tradicional del Partido Social Cristiano, la Izquierda Democrática y los indígenas del movimiento Pachakutik.

Ese pacto terminó rápido cuando Lasso no respetó los supuestos acuerdos previos y decidió no darle la conducción del Congreso a los sociales cristianos. Desde entonces, todo fue cuesta arriba. Sin mayoría propia no tuvo la capacidad de articular consensos para aprobar sus reformas y la oposición siempre coqueteo con enjuiciarlo.

A los pocos meses de haber asumido, el Jefe de Estado estuvo involucrado en los Pandora Papers y el correísmo impulsó su destitución bajo el argumento de que en Ecuador es ilegal desde la consulta popular de 2017 ejercer cargos públicos teniendo cuentas en paraísos fiscales. En junio del año pasado hicieron lo propio en medio de las protestas, pero en ninguno de los casos logró el número necesario. 

En el medio, en menos de dos años de gobierno, padeció marchas de la Confederación de Nacionalidades Indígenas (CONAIE), la organización más poderosa del país, con dos paros por tiempo indeterminados.

El detonante del juicio político fue el caso llamado “El Gran Padrino", una presunta red de corrupción y narcotráfico en empresas públicas de Ecuador que tendría involucrado al entorno más cercano del Jefe de Estado.

Las acusaciones indican que no hubo solo corrupción en las empresas sino que el entorno de Lasso tiene relaciones con la mafia albanesa, es decir, con el narcotráfico y que habrían financiado la campaña presidencial. El principal informante es un representante de un organismo de control que entregó información sobre la existencia de una estructura con ciudadanos albaneses que habrían realizado sus operaciones en Manta y Guayaquil e instalado escuelas de reclutamiento de sicarios, en un contexto de aumento de la violencia de las bandas narcos en Ecuador.

Desde el oficialismo hablan de un pacto entre Rafael Correa y Jaime Nebot, líder del Partido Social Cristiano, para promover un "golpe de Estado parlamentario" y apunta a Saquicela de responder a intereses de Rafael Correa y Jaime Nebot, a quienes identifica como "los señores de Bélgica y Mocolí". 

De concretarse la destitución, habría un acuerdo entre todas las fuerzas políticas para que el vicepresidente Alfredo Borrero cómo sucesor, algo parecido cuando Alfredo Palacios sustituyó a Lucio Gutiérrez en 2005, para que construya un gobierno de transición y unidad nacional hasta las elecciones de 2025 que tendrá a Correa y sus candidatos como actor calve para el futuro mapa político ecuatoriano.