Por Augusto Taglioni
Trump, entre la cárcel y la vuelta a la presidencia

Donald Trump se convirtió en el primer ex presidente de Estados Unidos en enfrentar 37 cargos federales por “retención deliberada de información de defensa nacional”, conspiración para obstruir la justicia, falso testimonio y otros delitos.
Los documentos clasificados estaban en su mansión en Palm Beach, Florida y retuvo pese a los requerimientos para que los entregase.
Los cargos que acumula en su contra podrían derivar en una sentencia histórica. La violación del estatuto de retención ilegal, por ejemplo, exige una pena máxima de 10 años de cárcel y el delito de manipulación de testigos conlleva un máximo de 20 años.
Cuando se conoció la acusación, Trump y su equipo cenaban en el Trump's National Golf Club de Bedminster. Poco después, el ex presidente salió a apuntar directamente contra el presidente Joe Biden.
El responsable de la acusación contra él es el fiscal especial Jack Smith, quien fue designado por el Fiscal General Merrick Garland, nombrado por Joe Biden. Smith tiene 54 años y es ex fiscal de carrera del Departamento de Justicia, que también dirigió la Sección de Integridad Pública del departamento.
El Distrito Sur de Florida es conocido por la rápida conclusión de los casos y Trump tiene que volver a tribunales el 27 de este mes. De todas formas, el equipo legal del ex presidente podría retrasar el caso apelando si es condenado.
Pero mientras la justicia hace lo suyo, cita a indagatoria a Trump y amenaza con detenerlo, hay una campaña electoral en curso de la que pretende sacarle jugo. Antes de las acusaciones, la pelea con el gobernador de Florida Ron De Santis estaba más pelada, ahora le diferencia oscila 10 y 15 puntos.
Sin embargo, con la prensa internacional titulando “Trump bajo arresto”, nada para incomodar al magnate neoyorquino que tiene la capacidad de convertir un clima adverso en una fortaleza. Fiel a su estilo y jugando al borde del precipicio, Trump potencia una narrativa de persecución y obliga a la primera línea de dirigentes republicanos a expresar solidaridad.
Trump pasará toda la campaña procesado y sacando jugo a la narrativa de victimización y persecución de la que coinciden 6 de cada 10 de sus votantes. Entonces, fuera del escenario por una eventual proscripción, Trump será el centro de la escena.
La retórica ya comenzó: “No vienen por mí, vienen por ustedes” es una de las frases que usó para movilizar a su base y mantener activa la presión sobre el Fiscal.
La encuesta de CBS indica que el 76% de los republicanos piensa que la acusación contra Trump tiene motivaciones políticas y no cambia para nada su valoración del ex presidente. Al contrario, puede llegar a aumentar los respaldos que hoy cosecha Trump. El 61% afirma que el indictment no cambiará su visión de Trump y el 14% sostiene que la cambiará para mejor y solo el 7% admite que puede empeorar su visión de Trump.
Para Trump todo es show y efectismo electoral, sin embargo, sus seguidores fueron menos de los que se esperaba el martes en Florida. ¿Será que empiezan a entrar las balas? El va por todo, pero buscar que el show continúe hasta terminar nuevamente en la Casa Blanca puede depositarlo tras las rejas.