Por Augusto Taglioni
El riesgo de los extremos en América Latina

Paraguay viene de celebrar elecciones presidenciales. El ganador fue Santiago Peña, del histórico Partido Colorado, y asumirá el 15 de agosto. Sin embargo, la mirada estuvo puesta en otro lado. El lunes siguiente de la jornada electoral, miles de ciudadanos se movilizaron en varias ciudades para denunciar fraude. El punto de unión de todos los manifestantes fue “Payo” Cubas, el candidato anti sistema que sorprendió al llegar a los 23 puntos y consolidarse como tercera fuerza nacional.
Payo Cubas, con su movimiento Cruzada Nacional, decidió ocupar el rol del outsider, el antisistema que propone soluciones radicales y profundos para problemas de larga data. Su fama se produjo cuando en 2019 le tiró un vaso de agua al Senador, Juan Carlos Galaverna mientras la Cámara alta discutía su expulsión, siendo el único legislador sancionado de la historia.
Cubas tuvo otra aparición que fue viralizada en las redes sociales en donde insulta a pasajeros de un colectivo a quien califica de inútil y cobardes por votar a la Concertación.
Otro de los escándalos protagonizado se produjo cuando cuestionó la sexualidad de la senadora Lilian Samaniego a quien le dijo: "Lesbiana de mierda". La ONG Aireana que trabaja por los derechos de los homosexuales en un comunicado, repudió las expresiones y publicó: "No nos importa si Lilian es lesbiana o no. Lo que sí importa es la actitud ante la discriminación”. También defecó en la oficina de un fiscal.
Cubas es que nació en Estados Unidos, cuando su padre, el Coronel de Caballería Roberto Cubas Barbosa, estaba en misión militar. Por eso tiene doble nacionalidad y fue bautizado como "Paraguayo", como forma de ratificación de identidad de sus padres.
Su perfil no es necesariamente de extrema derecha sino que sería más preciso definirlo como un nativista y nacionalista, un referente que pretende representar la paraguayidad. Pero el fondo del debate no se limita a Paraguay, sino a la repetición de fenómenos que se agrupan bajo un hartazgo común.
En Argentina deberían mirar con detenimiento lo que ocurre en Paraguay. La crisis explica el fenómeno de Javier Milei y mientras más se agudiza, mejor posicionado queda para meterse en el balotaje y desplazar al peronismo.
Cubas y Milei son personajes novedosos de estos procesos electorales pero no son los únicos. Jair Bolsonaro en Brasil fue pionero junto a Donald Trump y sus movimientos cruzaron los límites de lo posible en lo que respecta a convivencia democrática cuando intentaron perpetrar un golpe de estado en 2021 y 2023, respectivamente.
Ese comportamiento aplica a Cubas, cuyos militares intentaron tomar el edificio del Tribunal Superior de Justicia Electoral y algunos miran con buenos ojos el cierre del Congreso.
Chile y Colombia también son países con una extrema derecha fortalecida que viene aumentando su caudal electoral. El pinochetista José Antonio Kart y el empresario Rodolfo Hernández se metieron en los balotajes de sus países y podrían ser opciones serias de gobierno en caso de que fracaso de gobiernos progresistas como el de Gabriel Boric y Gustavo Petro.
Lo cierto es que todos estos referentes tienen la capacidad de construir lazos con la gente común. Se muestran como tales, indignados, agotados y con ganar de cambiar absolutamente todo fuera de las lógicas de la política tradicional.
El interrogante es que tan dañino para la democracia pueden ser aquellos que no creen en ella y consideran que no es posible encontrar soluciones inmediatas a problemas históricos. Se torna difícil responder esa pregunta, lo que sí es un hecho es la existencia de un fenómeno regional que nadie advierte con seriedad.