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jueves 16 de mayo de 2024

POSTALES DE PROVINCIA

Javier Gómez, el cazador de estrellas de Sierra de la Ventana

sábado 03 de febrero de 2024
Javier Gómez, el cazador de estrellas de Sierra de la Ventana

Un cielo estrellado siempre ha sido un motivo de fascinación para mucha gente. Pensar en lo infinito, en el origen del universo, en la posible existencia de otras galaxias donde pueda existir algún tipo de vida similar a la Tierra es para algunas personas una pasión.

Sin dudas, Javier Gómez es uno de ellos. Vive en un verdadero paraíso ubicado en el oeste de la provincia, Sierra de la Ventana, donde los cerros parecen tocar el cielo, donde cada rincón regala imágenes maravillosas, donde la naturaleza muestra su esplendor. Desde hace años, con su emprendimiento “Experiencia Tierra Ventana”, Javier lleva a los visitantes a conocer cada uno de los tesoros del lugar. Pero como si las piedras, los bosques y los arroyos no le fueran suficientes, logró unir el encanto del paraje con su gran pasión: la astronomía.

En diálogo con “Postales de Provincia”, Javier contó como comenzó esta historia, que lo llevó a realizar este año la Primera Fiesta de la Astronomía.  “Yo me preparé, mi profesor fue Mariano Rivas, el director de divulgación científica del Planetario de Ciudad de Buenos Aires. Él aparte es docente en el Rojas de la UBA y bueno, yo tuve la suerte de poder tenerlo como profe y él, en varios reportajes que le han hecho, siempre habla de Sierra de la Ventana como el mejor cielo observable de toda la provincia de Buenos Aires. Tenemos clima seco en montaña, altura, no hay polución ambiental, no hay contaminación lumínica, punto de rocío bajo, características físicas que hacen que tengamos un cielo traslúcido, brillante y para ver esa Vía Láctea imponente.

La fascinación de Javier por todo lo relacionados con los planetas, las galaxias y las estrellas surgió cuando un familiar le regaló un juguete muy especial. “Yo a los ocho años cuando vivía mi lugar natal, la ciudad de Buenos Aires, el barrio de Barracas, tuve mi primer telescopio, un telescopio muy chiquitito, de 40 milímetros, más chico que el de Galileo, que era de 60 milímetros. Y bueno, con los pocos conocimientos que tenía por mi temprana edad, me junté con mis amiguitos del barrio y dije, vamos a ver que salieron los planetas, qué sé yo. A las tres, cuatro de la mañana, pusimos el telescopio arriba de un buzón. Por supuesto que no pudimos ver nada, solo bruma porque yo estaba cerca del puerto. Pero bueno, a partir de ahí me empecé a interesar por la astronomía, y después comencé a seguir la serie de Star Trek, Star Wars. Ahí arranqué, y la verdad que fue fascinante poder empezar a investigar.  Yo me había anotado con un amiguito que vivía cerca del Parque Centenario en un centro de astronomía, que después me enteré que era la Asociación Argentina de Astronomía y daban distintos cursos, talleres, fabricaban sus telescopios. Y bueno, ahí me fui metiendo cada vez más con las ciencias del espacio, la tecnología y demás. Fui al Planetario de la Ciudad de Buenos Aires, al Observatorio de la Plata, y muchos años después, ya radicado en la Comarca de Sierra de la Ventana, el 15 de octubre del año pasado inauguré el primer planetario de divulgación científica del lugar, único en la región. Mi objetivo es despertar la curiosidad de los chicos, como se me despertó a mí hace muchos años.”

Además de conocer la historia de cada rincón de la comarca, su espíritu emprendedor y su pasión por los astros lo llevó a desarrollar una actividad poco común en nuestra provincia: el astroturismo. “Hace 18 temporadas que yo hacía la experiencia de llevar a la gente a contemplar el cielo. Tengo una camioneta Land Rover modelo 72 con techo de lona. Cargaba la gente ahí, llevaba un telescopio de 114 milímetros, me iba al estero del río Sauce Grande en la 4x4, después de cruzar el arroyo, paraba, bajaba, armaba el telescopio y veíamos todo esto. Después de la pandemia, le quise una vuelta de rosca y dije, bueno, es momento ya de hacer algo más, que como en cualquier actividad, cuanto más sentidos ocupes del ser humano, más exitosa va a ser después. Es la regla básica de marketing. ¿Qué me faltaba a mí? La comida y el olfato, que eso te le da una buena pizza amasada, al horno, con gaseosa o cerveza libre, tirada. Bueno, todas esas cuestiones gastronómicas hacen que la experiencia sea completa y compleja a su vez, porque tu cerebro está invadido por un montón de sensaciones.”

En cada encuentro se fueron sumando participantes a esta experiencia y con ellos, decenas de anécdotas. “Me han pasado cosas muy locas en estos 18 años. Una, por ejemplo, es una señora que había perdido el papá en pandemia, vino al otro año. Durante mucho tiempo había querido hacer la experiencia hasta que la pudo concretar, porque la veía y siempre que venía estaba nublado o llovía. Y bueno, pudo llegar a hacer la experiencia, estaba con su marido. Y en un momento entró un bólido a la atmósfera, un asteroide de espacio exterior, se implosionó, se empezó a quemar y demás porque nuestra atmósfera nos protege y se convirtió en dos, de color verde. Y para ella eso había sido la señal que el papá le mandaba. Cada uno experimenta su sensación y su amor por lo que no conoce, porque en realidad nosotros todos venimos de allí. La tabla periódica de elementos, la que se estudia en la secundaria tiene 118 elementos.  Entre 80 y 90 de ellos vienen de las muertes de las estrellas. Y nosotros, de esos 90 elementos, tenemos gran cantidad dentro de nuestro cuerpo. Entonces, nosotros venimos del polvo de las muertes de las estrellas.”

Además de guía y anfitrión de esta actividad, Gómez cuida cada detalle para que los participantes puedan observar fenómenos que sin los elementos tecnológicos que instala y su conocimiento en fotografía astronómica, serían imposibles de admirar.

“Las muertes de estrellas y demás, tienen, por supuesto, un amplio espectro de temperatura y esas temperaturas se transmiten en colores, que es lo que vos ves. Lamentablemente, nuestro ojo es muy rudimentario y no pasa la barrera de los grises. Lo que sí permiten ver esos colores fascinantes, son aparatos como el telescopio espacial James Webb o como el Hubble, en la primera instancia, justamente las cámaras que tienen están especialmente diseñadas para captar este tipo de radiación. El ojo humano solo puede ver esto en blanco y negro, pero tomando las imágenes con una cámara especial uno lo puede lograr. Yo hago astrofotografía y levanto los colores de nebulosa que en mi Instagram, ahí en Experiencia Tierra Ventana, pueden ver estas fotografías de nebulosas. Como ejemplo ahora, la clásica que estamos viendo, la Nebulosa de Orión, que es una de las más lindas para mí y después que vos ves por el ocular, porque tenemos un súper telescopio, son como 70 kilos de equipo que tengo que armar una hora antes, después que vos ves este astro, la dimensión de tiempo y espacio con respecto al plano estelar nocturno cambia para siempre en tu vida. La Nebulosa de Orión, es una fábrica de estrellas, ya hay cuatro estrellas que están emancipadas y está a 1500 años luz de la Tierra. Vos ves esto y ya ahí cambia la concepción del tiempo y espacio.”

El 27 de enero se llevó a cabo la Fiesta de la Astronomía, donde los participantes pudieron observar parte del sistema solar, estrellas binarias, cúmulos globulares, galaxias, las satélites galileanos y Júpiter, aprender de la mano de su creador y además disfrutar de buena comida y bebida en un lugar soñado y casi futurista. “El glamping es una mezcla de glamour con camping, son carpas domos de lujo con toda la comodidad de cinco estrellas. Vos salís del domo y sentís el arroyo que pasa por al lado, como un feng shui. Tenés posibilidad de dormir mirando el cielo. Jorge Longani es uno de los dueños del lugar y se interesó por esta actividad hace muchos años, él quería llevar esta actividad ahí. Y la verdad es que el sábado pasado, cuando yo habitualmente tengo grupos muy reducidos, llegué a las 40 personas, es muchísimo para una actividad astronómica. El glamping está en un lugar muy alto, con las características físicas y climáticas ideales. Tenemos un paisaje, un arroyo, estás con el telescopio ahí y te pasa un carpincho por al lado, o pasa una liebre o un zorro colorado. O sea, es todo un sueño, parece que vos estás en una imagen surrealista, sobre todo para los que viven en la ciudad.”

La próxima fecha es el 10 de febrero en el glamping Puente Blanco, donde se podrá degustar la comida elaborada por un cheff, disfrutar de cerveza artesanal y descubrir la magia de un cielo cargado de sorpresas y misterios.

Para conocer más de esta experiencia, visitar la página tierraventana.com.ar

 

 

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