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POSTALES DE PROVINCIA

"Las 5 Esquinas": una historia de amor y trabajo al costado de la ruta 5

domingo 18 de febrero de 2024
"Las 5 Esquinas": una historia de amor y trabajo al costado de la ruta 5

Patear el tablero, animarse a más e ir por un sueño. Dejar la comodidad de la gran ciudad y comenzar de nuevo un proyecto, apoyandose en el amor de pareja y buscando una mejor calidad de vida, aunque ese camino no sea el mas fácil de recorrer. Así se podría resumir la historia de Karina y César, que hoy llevan adelante un restaurant en medio del campo, "5 Esquinas", en el partido de 9 de Julio.
Karina Marullo y César Viscardi, son marido y mujer y dos hijos, un niño y una niña.


Ella, en una pausa de los preparativos para celebrar el Día de los Enamorados, dialogó con Postales de Provincia para contar su historia de amor. 
"Nosotros tenemos una conexión muy especial, la verdad que desde que nos conocimos, yo tenía 15 y él tenía 16, muy chiquitos. Y desde el primer día me decía te amo, te amo.Y bueno, la verdad que por suerte fue mutuo y desde que nos conocimos sentados en el cordón de la vereda allá en Villa Adelina, en San Isidro, en esas tardes de verano pensabamos, ¿qué podríamos hacer de nuestra vida? En realidad mucho no nos gustaba vivir en una gran ciudad, siempre estuvimos buscando mientras estuvimos solos sin los chicos, porque hubo diez años de la relación desde que estuvimos solos, viajabamos, agarrábamos la camioneta que teníamos, nos ibamos a cualquier lado, siempre recorriendo, nos gustaba el contacto de la naturaleza, y de repente ya la nena tenía casi dos años, estaba creciendo y decíamos no, basta, llegó el momento de buscar un cambio. Un día, en uno de tantos viajes, pasamos por 9 de Julio y encontramos un restaurante donde había dos personas mayores que vivían acá y nos pusimos a charlar. Nosotros le decíamos, esto es un sueño para nosotros, vivir en un lugar así.Y nos dijeron: Miren, chicos, nosotros estamos grandes, nos tendríamos que ir de acá, si a ustedes les vendría bien venirse a un lugar así. El hombre nos hizo una propuesta, si les interesa contacten a mi hija que vive en Buenos Aires porque yo me tengo que ir de acá, ya somos gente grande."



Y bueno, volvimos a Buenos Aires con la idea, lo charlamos con la familia. Era venir a un mundo desconocido para nosotros, lo que requiere el campo es mucho esfuerzo. Nosotros en ese momento teníamos una imprenta, hacíamos cajas para pizzas. Y bueno, arrancó la aventura. Yo estudié hotelería en el lapso que viví
en Buenos Aires y César estudió  para cheff, entonces teníamos una noción, pero como una especie
de hobby, digamos, no, como para dedicarnos a esto.

Es así como llegaron a ese lugar ubicado en el kilómetro 280 de la Ruta 5, donde nace el camino que lleva a French, un pueblo muy pequeño ubicado a 5 kilómetros y a unos 15 de la cabecera del partido, 9 de Julio. Tuvieron que aprender un montón de cosas, además de cocinar rico, lidiar con otras cosas que tienen que ver con la cría de animales, conseguir la clientela y lograr que el lugar se haga conocido. Hoy, once años después, "5 Esquinas" se ha convertido en una referencia obligada cuando se habla de un lugar para disfrutar de un buen plato en un ambiente que hace sentir que estás en casa de unos amigos.

Pero los comienzos no fueron para nada simples. "El primer fin de semana que nos vinimos a ir acá, hubo un tornado. Imagínense la situación, los árboles volaban, se cayó un árbol gigante. No teníamos motosierra, no teníamos nada. Pero por suerte, estaba la gente de acá, que siempre da una mano. Te vas al pueblo, a 9 de julio, le decís che loco, no tengo un mango. Recién me mudé, me compré acá "Las 5 Esquinas". Y te contestan: Lleva la motosierra, que necesitas, lo que quieras. Y todo fue así para arrancar. No había internet, pero no había señal directamente, no te podías comunicar
con nadie. Tenías que poner el celu arriba de la chimenea y si tenías un poco de
señal con suerte y nada más."

El amor, el compartir el día a día y superar juntos cada escollo que se presenta parece ser la fórmula que César y Karina encontraron para seguir con su sueño. " Lo que a nosotros nos funcionó de toda la vida que trabajamos juntos es buscar el fuerte de cada uno. Ponéle qué te gusta hacer a vos y en que sos bueno, hacelo. Y yo hago lo otro, nos complementamos y potenciamos. En todo, aún en lo más simple. Ponéle, yo hago las tapas de empanadas, César hace el relleno. Es así, fija."



Karina muestra su felicidad al hablar de sus hijos, como se van criando en contacto con la naturaleza, lejos de los peligros de las grandes ciudades. Olivia, la mayor, tenía 2 años cuando se mudaron al campo y Cayetano, que va a cumplir 8, nació cuando ya el proyecto había comenzado a rendir frutos.
"A ellos ya hasta les cuesta estar en lugares cerrados, porque están siempre al aire libre, jugando en el corral con algún bichito o con alguna madera, con alguna chapa, se hacen una casita. Es como que ya se criaron de esa manera y cuando vamos a visitar a los abuelos, que quedaron allá, ellos ven la diferencia. Además, al criarse en el restaurant tienen mucha comunicación, mucho diálogo, porque también viene la gente y
ellos nos ayudan a atender. Mi nena de con 13 años te atiende a 30 personas como nada, es una camarera oficial."

Este 14 de Febrero, mientras en las ciudades se piensa en regalar osos de peluche o un ramo de flores, ellos prefirieron ofrecer una propuesta diferente, una cena a la luz de las velas en medio del campo.
"Acá es silencio, música tranquila, luz de las velas, la charla, salir afuera y ver las estrellas. Como está la situación, lo que hicimos fue un menú la carta donde cada uno va a elegir. Los platos van a ser, como siempre, la especialidad de acá que es la pasta y el vacío al horno de barro, a leña, que en un ratito ya se arranca a prender, se ponen los vacíos, se hacen unas buenas papas fritas, unas ensaladas. Está cinco horas, por lo menos, el vacío ahí en el horno. Y después yo estoy amasando unos raviolones con muzzarela y jamón
y César va a preparar la salsa cuatro quesos. La gente acá de la zona ya se reservó, por suerte,
ya está todo completito el salón. Viene gente de French, de 9 de Julio, de Los Toldos, de Pehuajó, de un radio de unos 100 kilómetros."

Karina define con frases muy simples lo que parece ser la fórmula de la felicidad. " Cuando el restaurante no está abierto, nos dedicamos a seguir con nuestra vida familiar donde cada uno cumple su rol. César cocina, yo lavo los platos, los chicos ponen la mesa, la levantan. Se busca la vuelta para tratar de vivir en paz.
Nada es fácil, pero la verdad es que si vos tenés una idea, más o menos, después tenés que poner el carro en movimiento y se acomodan solos los melones, como dice el dicho. Nada fue fácil, pero bueno, hubo que trabajar, nada más. Ponerle el lomo y ponerle amor.

 Para conocer más: @restaurant_5_esquinas 

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