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POSTALES DE PROVINCIA

La historia de Elina, el Pato Donald y la Casa de las Botellas

miércoles 06 de marzo de 2024
La historia de Elina, el Pato Donald y la Casa de las Botellas

El Balneario Los Angeles es un pequeño poblado ubicado a 35 kilómetros hacia el sudoeste desde el centro de la ciudad de Necochea. Este particular paraje se caracteriza por sus amplias playas de arenas gruesas, acantilados y plataformas rocosas introduciéndose en el mar. En este paraje se encuentra la gruta conocida como Cueva del Tigre. Según cuenta la leyenda, este refugio albergó al bravío Tigre del Quequén, un gaucho del siglo XIX, que se escondió allí para escapar de una partida policial y fue fuente de inspiración del cantautor León Gieco en su disco “Bandidos Rurales”. Se accede por un camino de tierra mejorado y en él solo viven en forma permanente alrededor de unas treinta personas. Casi no hay señal de teléfonos celulares y lo que más abunda es la paz y el silencio. Y tiene algo único: "la casa de las botellas".

Elina Monferrer es una correntina a la que ningún obstáculo parece detenerla cuando se propone ir tras sus sueños. Nacida en Corrientes capital y luego radicada en Villa Angela, los pagos de don Luis Landriscina, toda su vida fue una trabajadora incansable, trabajó como bibliotecaria, vendió seguros, fue cocinera, vendió choripanes y hasta tuvo una pensión para estudiantes. Pero desde chica, la inmensidad del mar ejerció sobre ella un encantamiento especial. En diálogo con Postales de Provincia, Elina contó como nació esta particular historia:

 “Siempre la idea fue vivir frente al mar, es el sueño de un montón de gente. Porque el mar da equilibrio, paz, es hermoso. Ese sueño que yo tenía que era bastante imposible porque yo vivía en el Chaco en ese momento, quedaba muy lejos muy lejos del mar. Las circunstancias de la vida hicieron de que yo me viniera a vivir a Benito Juárez y luego toda mi familia. En verano íbamos a Necochea a pasear para ir al mar a pasar un día o dos. Bueno, en una circunstancia fuimos un fin de semana de calor impresionante y nos pasamos todo un día entero buscando alojamiento y no conseguimos dónde quedarnos ese día, nos tuvimos que volver. Y yo les dije a mi hija y a mi yerno, a mí esto no me pasa nunca más. Yo me voy a comprar un terreno frente al mar y voy a tener mi lugar para vacaciones toda la vida. Y así fue empecé a mirar en internet, a buscar en algún lugar de la costa. Bueno, busqué por un montón de lugares. Por allá veo en internet, terreno en Balneario Los Angeles. Pero yo no tenía ni idea de dónde era, me contacto con la dueña, me pasa el precio, de lo que yo había buscado era lo que más económico. Un día fui a conocer y fue un enamoramiento automático. Cuando conocí el lugar. Yo estaba trabajando en ese momento en Tandil, en una biblioteca. Y bueno, empecé, tenía ahorrado 900 dólares, era todo mi capital. Hablé con la dueña, le digo te voy a señar el terreno y le mandé el dinero. El terreno costaba 7500 dólares. Y lo otro no lo tenía, no tenía nada. Me fui al banco, pedí un crédito personal, le dije a mi tía que fue la que me acompañó en toda la construcción de la casa y toda esa aventura que fue construirla. Ella también sacó un crédito y esa plata la volví a mandar a la dueña del terreno y así fui cubriendo el saldo, pero obviamente me faltaba un montón."

En ese momento, el destino tenía preparado para Elina una sorpresa increíble: un personaje de Walt Disney iba a ser la fuente de recursos para comenzar a concretar el sueño. 

"Un día estaba mirando un noticiero y escucho la noticia de que se había subastado la primera revista que se había impreso del cómic del Superman y que la habían pagado en la subasta un millón de dólares. Ahí digo, yo tengo revistas guardadas desde cuando era chica porque yo era muy lectora y mi mamá compraba libros, libros de cuentos y revistas. Entre esas, tenía guardadas unas revistas que eran de un cómic del Pato Donald. Entonces empecé a mirar en internet, a ver si estaban publicadas, cuánto pedían por cada una. Asía que publiqué las mías, que eran unas doscientas y las fui vendiendo y guardando ese dinero. Hasta que aparece un señor de Brasil y me dice yo quiero todas las revistas, que precio me haces. Le pedí 1800 dólares por todas, me transfirió el dinero y ahí me junté entre las otras ventas anteriores y esa como dos mil dólares y así terminé de pagar el terreno."

El primer gran paso estaba concretado, pero ahora, nuevamente sin recursos económicos, la correntina se lanzaba al próximo gran desafío.

"La idea era, ya que me hacía una casita, yo quería hacer una casa distinta, una casa ecológica, justo en esa época fue como que empezó con más fuerza el tema de la ecología y de sacar la contaminación del medio ambiente. Y bueno, empecé a investigar a ver cómo me la podía hacer sacando basura y realmente si te pones a indagar encontrás casas hechas con latitas de cerveza, con gomas de autos, con un montón de cosas que podes sacar de la basura. Y me cuadró el tema de las botellas porque digo botellas consigo, porque vos salías a caminar y encontrabas miles de botellas tiradas. Así que empecé a juntar. De todo tipo, de todo tamaño, de litro y medio, de dos litros y cuarto. Todas las botellas que yo encontraba vacías me las traía a mi carro.

Yo tengo un amigo que vive en Tandil, que es constructor. Y a él obviamente le hablé para que me asesorara. Yo quería una casa con un dormitorio, un baño, un antebaño y un living grande para que ahí se haga la cocina y que puedan entrar muchos colchones para cuando viene la familia a dormir, a quedarse. Ese fue el diseño de la casa que fue dibujado a mano y en base a eso se hizo la plataforma, el cimiento y las columnas que son todas de una casa tradicional. Lo único diferente que tiene mi casa es que todas las paredes no son de ladrillo, sino de botellas.

Segun los cálculos, son alrededor de 14.500 botellas las que dan forma a la casa más pintoresca de Los Angeles. "Todas las botellas están llenas de arena. Y las vas uniendo con mezcla como si unieran ladrillos. Claro, o sea, van poniendo la hilera de botella y después las vas intercalando. Mi amigo construyó los cimientos y las columnas, la estructura de la casa, y después me enseñó como hacer la mezcla para ir levantando las paredes con las botellas, tanto de cemento, tanto de arena, me enseñó como agarrar la cuchara porque yo no tenía ni idea, tampoco. Yo vivía en Tandil, en ese momento y cada quince días me llevaba el autito que tenía lleno de botellas vacías en el baúl, en el asiento de atrás, y las llevaba al balneario y ahí nos poníamos a llenar las botellas y cuando tuve una cantidad suficiente como para decir empiezo la pared, arranqué. Porque te lleva un montón de botellas, mi tía sacaba la cuenta de cuánto tardaba, que en este momento no recuerdo, un minuto y medio para llenar la botella,  compactarla y cerrarla. Y así teníamos el promedio de cuántas botellas por día podíamos llenar.  Llevó casi ocho años terminarla, de hecho todavía me falta, o sea, que no es que la terminé totalmente, está habitable, pero todavía faltan detalles."

Sin dudas, Elina encontró en este lugar, donde se mezcla el campo con el mar, su lugar en el mundo.

"Vivir acá es como si viveras en el campo, zona de médanos, muy natural, con paz, con tranquilidad, no sé cómo explicarte, es un lugar hermoso, mágico. O sea, te pasan las ballenas por ahí adelante. A veces veo cuando largan el chorro las ballenas y salgo disparando a la costa, porque estoy a setenta, ochenta metros de la costa, así que salgo disparando a mirarlas. Yo de mi ventana veo el mar. Y por ahí se te aparece una liebre en el patio de tu casa o una mulita o un carpincho. La idea fue empezar a hacer la casa para ir de vacaciones, pero después dije no, yo me jubilo y me vengo a vivir acá. Mi familia me decía cómo vas a vivir acá sola? No hay nada, no hay árboles, está a treinta kilómetros de Necochea, el camino en ese momento era horroroso porque era de tierra y llovían diez milímetros y no podías pasar, pero bueno, nada pudo impedirlo."

Hoy, todo turista que llega al balneario quiere conocer la cada vez más famosa "casa de botellas", pero además, probar una delicia correntina que según dicen, nadie prepara mejor que Elina. 

"Yo hasta hace unos años vivía con mi jubilación, porque el balneario es un lugar donde vos no gastas, no tenés la tentación de la ciudad, que haces dos cuadras y ya te compraste una cosa, o viste la otra o te tenes que tomar un micro. Entonces, aprendes a vivir en forma gasolera. Pero un buen día como mi casa justo está en el lugar de paso hacia el mar, porque por ese camino, por una escalera, bajas a la playa, veía que mucha gente pasaba por ahí. Como buena correntina, obviamente que el chipá era algo que siempre estaba en la casa. Así que me dije: me voy a poner a hacer chipá porque es algo que no todo el mundo hace y para el mate y la playa viene bárbaro y bueno, ahora soy la reina del chipá."

Animarse a ir tras un sueño, vencer los prejuicios propios y ajenos, aprender a valorar las cosas simples, disfrutar la naturaleza y aprender a cuidarla. Todo eso surge en todo aquel que tenga un rato para charlar con esta mujer de tono amable y sonrisa amplia. "Mi pensamiento es que nada es imposible, que todo depende de uno y de la fuerza que le pongas y del empeño que pongas para lograr lo que vos querés, yo lo encaro porque de algún lado yo sé que lo voy a conseguir, voy a luchar para eso y voy a hacer lo posible para concretar lo que yo quiero. En todos los aspectos de la vida, como una persona que está estudiando y que dice bueno, quiero ser médico, tiene que poner esfuerzo, sacrificio, horas, montones de cosas que dejar de lado para poder lograr lo que uno quiere, tu meta y tu proyecto."

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